martes, 20 de diciembre de 2011

Lotario VII (serendipias francas desencajadas)


Llegados al Lorena, Luis el Germánico, que empezaba a pasar de una fase “eufórica” de borrachera a otra que exigía cierto recogimiento, se despidió de Lotario, le dio nuevamente las gracias por todas las atenciones que había tenido con su hija y afirmó que lo consideraba un favor personal –Gisela era toda sonrisas y Lotario pensaba que no era ninguna molestia dedicarle toda la atención del mundo a la hija de Luis, y que ya todos los favores que le pidiesen fuesen como ese, finalmente dijo –Bien, ahora vamos a subir a nuestras habitaciones te dejamos descansar Lotario- Gisela intervino en ese punto.

-Si no importar, papa, yo quedar un momento en barr de hotel con tío Lotario, haberrr asuntos de mi instrucción que desear tratar con él, si a él no importar, algunos detalles y completaremos la noche.

Luis dijo –No sé, hija, no sé…estamos abusando de Lotario –Lotario que deseaba que Gisela abusase de él cuanto antes y lo más posible, protestó y dijo-

¡De ninguna manera Luis! ¡encantadísimo de seguir atendiendo a Gisela!

Luis, que deseaba alcanzar su cama cuanto antes –casi como Lotario deseaba alcanzar la de Gisela- dijo –está bien, si los dos estáis de acuerdo, otro favor que te debo Lotario…Gisela, hija, ahora sí que pareces alemana, tanto perfeccionismo, bueno, eso lo entiendo…Saludos, Lotario, te dejo y no permitas que Gisela se sobrepase contigo –esto último Lotario estaba más que dispuesto a permitirlo- si la dejas te va a chupar a fondo, que la conozco, te sacará hasta la última gota –esas palabras premonitorias entusiasmaron a Lotario, pero lo disimuló convenientemente, deseándose mutuas buenas noches Luis se despidió de Gisela y Lotario.

Gisela con expresión candorosa y algo seria dijo a Lotario –ir al barrr-, cosa que decepcionó a este último, esperaba ir inmediatamente a la habitación de Gisela, y hasta le extrañaba el tono de Gisela, pero no quería contrariarla así que no protestó y siguió a Gisela al bar del hotel, una vez allí Gisela pidió al barman:

-Por favor, poder subir a mi habitación, la 866, un coktail de melocotón y fresas –volviéndose a Lotario preguntó, dedicándole una gran sonrisa- ¿tú que quererrr? –Lotario, aliviado al ver que Gisela solo le había tomado el pelo con su pequeña excursión al bar, pensó en un complejo vitamínico pero el barman no tendría eso, así que pidió un “Red Bull”, le pareció que era lo más próximo que tendrían en el bar-. Tras eso Gisela dio media vuelta y dirigiéndose al ascensor dijo -¡vamos!.

Una vez en el ascensor no pudo contener la risa, le echó los brazos al cuello a Lotario, le dio un suave beso, se apartó y mirándole a los ojos, muy risueña le dijo:

-Liebling, ¡que tonto y caballeroso serrr! ¿en serio tú pensarr que yo desperdiciar tiempo contigo en barrr? ¡Si yo tener las mismas ganas que tú de disfrutarnos! pero no preocuparrr enseguida disfrutar tú de mi y yo de ti, serr un “tú y yo”.

Una vez en la habitación de Gisela, ésta le dijo a Lotario –bien, liebling, si tu quererrr poder darte un baño en la ducha, yo estarrr lista enseguida- Lotario se introdujo en la ducha y se dio un vivificante chorro de agua, cuando comenzaba a aplicarse el jabón, Gisela abrió la puerta del baño, sin decir nada se metió junto a él en la ducha, el aspecto de Gisela era impresionante, su atuendo era como el que aquella tarde había llevado Laura tras el estilismo improvisado que le practicó Lotario, solo que Gisela por no llevar no llevaba ni gargantilla, al contemplar la desnudez completa de Gisela Lotario presento armas de inmediato, y su pene volvió a transformarse en “el” cipote.

SONETO

Claro cipote, cuya frente altiva
cubre de nubes tan tupido velo
que nos hace creer que en ella el cielo
y en sus cojones su razón estriba.

En ti mostró su boca vengativa
el gran león, forzado de su celo,
y en ti de voluntad empieza el vuelo
del goterón de leche en lavativa.

Hoy proclama la gloria de Archidona
que anegas con tus huevos a su gente
por tu fluidora pija perseguida.

Hoy el mundo en tu justo honor pregona
que salvo incordio, chancro o accidente,
no hay pija cual tu pija en esta vida.

Un abrazo de tu emocionado y viejo amigo


(Camilo José Cela, "El cipote de Archidona") 



Jorge Romero Gil 


 

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